"Codex
3ª ed. "
Autor:
Games Workshop Ltd.
Contraportada
“Como única excepción
entre los capítulos de Marines Espaciales,
los Ángeles Oscuros no poseen un
mundo natal. En vez de ello su base de
operaciones es una gigantesca fortaleza-monasterio
conocida simplemente como “la Roca”.
Aunque antaño la Roca no era más
que un asteroide, ha sido escavada y convertida
en una nave espacial de proporciones gigantescas,
ridiculizando el tamaño de cualquier
astronave, a excepción de los pecios
más grandes.”
700 Maravillas de Imperio
-Prensa
Libre de Ávalon
Vida y hazañas de
Lion El´Jonson
“La
cápsula del joven Primarca
se estrelló en el planeta denominado
Caliban. Como Jonson sobrevivió en
su infancia en Caliban es un completo misterio.
Por lógica debería haber
muerto a los pocos minutos de verse expuesto
al planeta. Pero Jonson no murió.
De alguna forma, el joven Jonson no sólo
consiguió sobrevivir en uno de los
mundos letales más mortíferos
del Imperio, sino que creció fuerte
y vigoroso. Nadie sabe lo que hizo en esos
oscuros días, pues no había
nadie para anotar los eventos de su vida,
y Jonson nunca habló de esos días.
Lo único que puede saberse a ciencia
cierta es que durante una década
Jonson se vio obligado a confiar en su
astucia y sus habilidades para poder sobrevivir."
“Diez veces llegó la época
del año en que la nieve y las tormentas
se abaten sobre los bosques donde vivía
el joven Primarca. Pasado ese tiempo había
crecido totalmente. Sus poderes genéticamente
determinados aceleraron su crecimiento
hasta niveles inauditos. Privado del contacto
humano, no podía hablar, tan sólo
rugir de rabia, furia o frustración.
Corría desnudo entre los oscuros
bosques de coníferas, cazando y
siendo cazado. Su cabello era largo y estaba
descuidado; sus salvajes ojos observaban
el mundo desde detrás de su melena
dorada. Sus uñas eran largas y estaban
sucias de tierra y sangre. Y llegó un
día en que esta criatura salvaje –más
león que hombre- oyó un extraño
sonido que nunca antes había escuchado.
Era el sonido de las risas humanas.”
Prisionero...
“¡Arrepiéntete! ¡Arrepiéntete!”.
Las palabras del Gran Capellán retumbaron
en las paredes de la cavernosa celda. En
vez de un hombre, los ecos crearon la impresión
que había un ejército entero
de Capellanes interrogando al Marine Espacial.
El Ángel Caído no dijo nada.
El Capellán paseaba arriba y abajo
frente al encadenado Ángel Oscuro.
La luz de las lámparas halógenas
se reflejaba en la pulida superficie de
su negra armadura. Mientras con una mano
jugaba con el Rosarius que colgaba de su
cuello. Asmodai había servido al
Capítulo durante más de un
siglo y, en todo ese tiempo, sólo
dos de los Caídos se habían
arrepentido de sus pecados ante él.
El Capellán se detuvo frente al
cautivo y dio media vuelta para mirar al
agotado prisionero. Unos ojos oscuros,
fríos, observaban desde el interior
de la máscara de calavera de la
armadura de Asmodai. “¡Arrepiéntete!” –siseó.
El Ángel Caído cerró los
ojos, intentando evitar la penetrante mirada
del Interrogador.
“Arrepiéntete ahora, y tu
muerte será rápida y relativamente
poco dolorosa –dijo firamente Asmodai. –Sigue
negándote a admitir tu culpa y morirás
en medio de una gran agonía, de
una forma que sólo habrás
podido imaginar en tus peores pesadillas ¡El
poder de los demonios de la disformidad
no puede compararse con la ira del Emperador.!”
El Ángel Caído abrió sus
enrojecido ojos otra vez y le miró.
Los fríos y asépticos muros
de la tenebrosa celda no eran muy halagüeños.
La imponente figura del Capellán
Interrogador lo miraba ceñudamente.
El constante goteo
de agua desde las húmedas
paredes de la mazmorra apabullaba los oídos
del Marine Espacial. Cerró los ojos,
intentando olvidar el persistente sonido
del agua. El goteo se transformó en
repiqueteo, el repiqueteo en ruido atronador,
hasta transformarse en los aterrorizados
latidos de su propio corazón golpenado
su mente.
Las sombras oscilaron
y temblaron entre las fisuras de la roca,
y la sombra más
oscura de la celda se acercó.
“¿Quién es tu Señor? –preguntó Asmodai.
“No tengo Amo ni Señor.”
“¡El Emperador es tu Señor!”
“El Emperador nos abandonó,
que el Caos maldiga su alma –gritó el
Caído, con su espíritu a
punto de sucumbir- ¡Lion El´Jonson
nos traicionó!”
“¡El Primarca es nuestro salvador! –rugió el
Capellán- Lion se sacrificó para
que la orden pudiera sobrevivir. A él
se lo debemos todo: nuestro Capítulo,
nuestra fuerza, nuestra salvación,
cada fibra de nuestro ser ¿Y tú te
atreves a decir que no tenemos Señor? –escupió Asmodai.
Su gutural voz estaba llena de desprecio.
El Ángel Caído no sabía
cuánto tiempo había estado
prisionero en la Roca, o cuántos
días había durado el interrogatorio.
Todo lo que sabía era que quería
huir de los constantes ataques y tormentos
a los que le sometía el Capellán.
Sujeto con grilletes de plastiacero, lo único
que podía hacer era apartar su cabeza
del Interrogador.
Una vez recuperada
la compostura, el Gran Capellán Asmodai volvió a
hablar con una voz vacía de toda
emoción, como si estuviera recitando
palabras que hubiera repetido en incontables
ocasiones:- “Puesto que no admites
tu equivocación y no te arrepientes
de tus pecados, no tengo más remedio
que liberarte de tu culpa por los métodos
que sean necesarios.”
En ese momento,
el Caído se dio
cuenta del artefacto que el Capellán
había cogido con la otra mano. Sus
numerosas hojas afiladas y pulidas lanzaban
destellos rojizos en la tenue luz.
“Es mi sagrado deber salvar tu alma
de los Oscuros Poderes del Caos –recitó Asmodai-
y salvaré tu alma, aunque mueras
en el proceso”.
MUERTE AL AMANECER
El segundo
asalto a la Cordillera de Koth.
“El segundo asalto a la Cordillera
de Koth (4082997.M41) fue la última
batalla importante de la Campaña
de Limmnos IV. Los Señores de la
Guerra Ghazghkull Thraka y Nazdreg Ug Urdgrub
unieron sus fuerzas para atacar el planeta,
que resultó estar defendido por
los Ángeles Oscuros. Estos consiguieron
frenar en primera instancia el ataque orko
y posteriormente destruir el teleportador
que utilizaban los orkos para llevar refuerzos
al planeta (fue durante la batalla para
destruir el teleportador que murió el
Sargento Namaan). Los orkos tenían
una única posibilidad de recuperar
su ventaja: si podían reparar los
conductos de energía que comunicaban
con la planta de energía de Puerto
Kallidus, podrían reactivar el teleportador
y empezar a bajar los refuerzos realmente
pesados. Para conseguirlo tenían
que desalojar a los defensores de la Cordillera
de Koth. Aprovechando la cobertura de la
oscuridad, los orkos se pusieron en marcha
hacia las posiciones para lanzar un desesperado
ataque final. El único inconveniente
es que la Cordillera estaba defendida por
las tropas más testarudas y recalcitrantes
de la galaxia: ¡los Ángeles
Oscuros!.”
NI UN PASO ATRÁS
“Los tiránidos interrumpieron
en el recinto. Un enjambre de Genestealers
y Hormagantes atravesaron el gran salón
hacia la escuadra de Ángeles Oscuros.
Con un rugido comparable al trueno que
avisa del inicio de una tormenta, los Marines
Espaciales empezaron a disparar, desgarrando
las sombras de la noche con los fogonazos
de sus armas. Los tiránidos que
encabezaban en avance cayeron al suelo
en medio de un constante manar de icor,
despedazados por el muro de fuego. Indiferentes
a lo sucedido a sus congéneres,
la marea viviente siguió avanzando.
Otra atronadora andanada reverberó entre
las altas paredes de piedra de la antigua
base de reclutamiento, destrozando otra
docena de monstruosidades alienígenas.
Los tiránidos frenaron su avance.
Tropezaban por encima de los cuerpos de
sus muertos, con sus ojos intensamente
fijados en su presa. Los Bolters de los Ángeles
Oscuros escupieron una vez más su
lluvia de odio y muerte, segando aún
más Tiránidos a medida que
estos se acercaban. Ya no quedaban más
que unos pocos Hormagantes. Sus ojos recorrían
las paredes en busca de alguna ruta de
escape. Pero no había ninguna y
las líneas enemigas volvieron a
hablar, descuartizando a los invasores
con sus proyectiles bolter.
Unas formas mucho
mas grandes se movían
entre los restos de las grandes puertas.
Eran tan altas que tenían que agacharse
para pasar por debajo de la ruinosa arcada.
El hedor de los Guerreros fue fácilmente
detectado por los sentidos de los Marines
Espaciales, quienes murmuraban plegarias
de odio y determinación mientras
recargaban metódicamente sus armas.
El aire se saturó de energía
y con un repentino cambio de presión
apareció una Escuadra de Exterminadores
del Ala de Muerte, momentáneamente
rodeados por las descargas de energía
de la teleportación. Alentados por
la presencia de sus venerados hermanos
de batalla, los Ángeles Oscuros
avanzaron mientras los Bolters de Asalto
del Ala de Muerte cantaban su letanía
de muerte y destrucción.
Los Ángeles Oscuros avanzaron lentamente
hacia los Guerreros Tiránidos, disparando
una andanada tras otra contra los despreciables
alienígenas. Sus disparos eran precisos
y mortíferos, incluso mientras los
Marines Espaciales subían las montañas
de cadáveres alienígenas.
Sus pesadas botas aplastaban los huesos
alienígenas y chapoteaban entre
la sangre y las entrañas que cubrían
el suelo, pero los impertérritos
Marines seguían avanzando, recuperando
centímetro a centímetro el
terreno arrebatado a los muertos. Toda
su atención estaba concentrada en
las criaturas que seguían vivas
y que debían ser purificadas.
Las paredes resonaban
por la constante lluvia de fuego, a medida
que más
y más Tiránidos entraban
a borbotones por la gran puerta, tan sólo
para ser acribillados por las furiosas
fusiladas de los Ángeles Oscuros.
Paso a paso los Ángeles Oscuros
avanzaron, obligando a los Tiránidos
a retroceder por la fuerza de su contraataque.
La Escuadra del Ala de Muerte alcanzó en
poco tiempo la puerta, y permanecieron
plantados entre los dos bastiones como
un muro inamovible. Sus Bolters y su Cañón
de Asalto disparaban sin cesar ni un segundo
su letanía de venganza en medio
de la noche.
Totalmente desorganizados
por la tenaz defensa de los Ángeles Oscuros,
las progenies Tiránidas sobrevivientes
se escurrieron entre las sombras de la
noche para reagruparse. El sonido de los
Bolters cesó. El repentino silencio
quedó roto tan sólo por el
esporádico ruido de una bota removiendo
los montones de casquillos de bolter. Las
sombras lo envolvían todo una vez
más, rotas tan sólo por los
brillantes ojos de los Ángeles Oscuros
mientras esperaban pacientemente el próximo
ataque.”
ÁNGELES OSCUROS
Organización del capítulo
“Y así sucedió que
al finalizar la Herejía de Horus,
las gigantescas Legiones de Marines Espaciales
que habían triunfado ante los archi-heréticos
y sus servidores fueron divididas en formaciones
más pequeñas denominadas
Capítulos. La mayoría de
estos nuevos Capítulos estaban organizados
en base a las enseñanzas de Robert
Guilliem, recogidas en el Códex
Astartes. Sin embargo, como sospecho sucede
con casi todo lo que hacen los Ángeles
Oscuros, los descendientes de Lion El´Jonson
no hicieron el mínimo esfuerzo por
intentar ajustarse a las directrices establecidas
por el Primarca de los Ultramarines.
El Capítulo de los Ángeles
Oscuros está formado por diez Compañías,
cada una de las cuales está compuesta
por diez escuadras de diez Marines Espaciales,
cada una de las cuales está al mando
de un Sargento. De las diez Compañías
que forman el Capítulo, las dos
primeras son las únicas que no cumplen
el modelo organizativo estándar
fijado por el Códex. Sus nombres
son pronunciados con pavor en un millar
de mundos, pues son el Ala de Muerte y
el Ala de Cuervo. El Ala de Muerte es la
1ª Compañía, y está formada
por tropas veteranas. Originalmente, las
armaduras de Exterminador utilizadas por
el Ala de Muerte estaban pintadas de negro,
pero después de que una única
escuadra de Exterminadores Ángeles
Oscuros salvara su mundo natal de una invasión
Genestealer, las armaduras fueron repintadas
de color blanco para honrar su memoria.
Los miembros del Ala de Muerte siempre
están equipados con Armadura de
Exterminador, y nunca se utilizan como
Escuadras de Veteranos con Servoarmadura,
como sucede en otros Capítulos.
El Ala de Cuervo de la 2ª Compañía.
Todos sus efectivos están montados
en motocicletas o Land Speeders y están
organizados en escuadrones, cada uno de
los cuales está formado por un máximo
de 5 vehículos. EN vez del habitual
color verde del resto del Capítulo,
los vehículos y armaduras del Ala
de Cuervo están pintados de color
negro azabache. Es este el color que da
nombre a la Compañía.
Pero mis investigaciones
han demostrado que la divergencia de
los Ángeles
Oscuros respecto a las estructuras del
Códex Astartes es más aparente
entre los niveles superiores de la cadena
de mando. Que todos los Capítulos
incluyan un cierto número de oficiales
y especialistas al margen de la estructura
de la Compañía es normal.
Sin embargo, en el Capítulo de los Ángeles
Oscuros estos individuos forman parte de
lo que se denomina Círculo Interior.
Tan sólo los miembros de este secreto
y selecto grupo conocen los verdaderos
detalles de las actividades de los Ángeles
Oscuros; secretos que todavía no
he conseguido descubrir, a pesar de todos
mis esfuerzos. Entre los miembros del Círculo
Interior se encuentran los Bibliotecarios
y los Capellanes-Interrogadores del Capítulo,
cuya misión es vigilar las catacumbas
situadas bajo la Roca. Estoy seguro de
que estos subterráneos ocultan la
llave que permitirá resolver el
misterio de los Ángeles Oscuros.
No importa, pues incluso lo poco que conozco,
he podido comprobar que el Círculo
Interior consigue hacer cumplir sus oscuros
propósitos. El Círculo Interior
coloca a sus propios miembros en la posición
adecuada para observar las actividades
de sus guerreros. Así, cada una
de las diez Compañías que
forman el Capítulo, está al
mando de un Señor de la Compañía,
que ha ido ascendiendo en el escalafón
hasta llegar al Ala de Muerte, y posteriormente
ha sido incluido en el Círculo Interior.
A su vez, estos Señores son asistidos
por miembros supernumerarios como los Capellanes
y Apotecarios de la Compañía.
Estos hechos no son más que fragmentos
de los terribles secretos que oculta el
Capítulo. Pero ya he de acabar el
informe, pues no dispongo de mucho más
tiempo. Las puertas ya están cerrándose
ante mí y la información
está siendo ocultada, a medida que
el Círculo Interior ejerce sutilmente
su poder e influencia. Por tanto, dispongo
de muy poco tiempo para confirmar mis sospechas,
pero estoy decidido a penetrar el las cavernas
de la Roca una vez más.”
Acceso restringido:
1087344.M11/5585390.P12 – Veritas
Eternum Est
Bastalek Grim, Inquisidor