Relatos
 
 
 

"Victoria"

Autor: Karze

 

El sargento Balathasar seguía los pasos del hermano bibliotecario Ezequiel, gran señor bibliotecario y custodio del libro de la salvación.

Pese a toda su experiencia en el campo de batalla no podía evitar estar nervioso, intentó dominar su respiración, acompasarla, reducirla a un leve ritmo que no demostrase su estado de ánimo, pero se dio cuenta que daría igual, seguramente su nerviosismo era un impresionante espectro de color resonando en la disformidad para el hermano Ezequiel.

Seguramente mientras Ezequiel caminaba sentía como su nerviosismo aumentaba, aún a sus espaldas.

Tras lo que pareció una eternidad caminando por las entrañas de La Roca llegaron a una puerta neumática completamente sellada, dos veteranos exterminadores vestidos en su sagrada armadura táctica Dreadnought de color hueso montaban una guardia simbólica en el arco.

Balathasar se fijó cuanto pudo en ellos, simbolizaban la máxima fuerza y aspiración de cada uno de los marines de los Ángeles Oscuros, todos soñaban en secreto con el día que se vestirían con la reverenciada armadura y darían muerte a los más peligrosos enemigos del Emperador.

Eran unas armaduras gigantescas, incluso para la constitución de un marine espacial, cada placa del exoesqueleto estaba tallada y grabada por un maestro armero, en una armadura de exterminador se podía leer, literalmente, las hazañas de su portador. En algunas de ellas incluso se podían leer las hazañas de antiguos dueños de la armadura, pues muchos de los marines preferían conservar los honores de sus predecesores.

Ambos empuñaban una extraña arma, una mezcla entre lanza de energía y bolter de asalto. Empuñada a dos manos permitía disparar el bolter de asalto situado próximo a la punta de la lanza, pero también podía ser utilizada como una mortífera lanza con la que atravesar hasta la más gruesa de las armaduras.

Balathasar recordó haber visto una de ellas en acción, hacía decenas de años, en una batalla contra eldars. Un sargento del Ala del Cuervo montado en motocicleta había lanzado a sus hombres contra un transporte serpiente, en un principio había parecido una carga suicida, pero antes siquiera de que el terrible armamento del serpiente abriese fuego la lanza, apoyada por el impulso de la moto, había atravesado el blindaje del serpiente dejándolo inutilizado. Era parte del arcano armamento guardado en las más oscuras cámaras, reverenciado como piezas únicas y raramente vistas.

- Hermano Boreas, hermano Sallam, el hermano Balathasar y yo nos dirigimos a la sala 0 – 0 – 3 – la voz de Ezequiel era amable, casi un susurro, pero bastó para que ambos exterminadores se hicieran a un lado sin dudarlo un segundo.

Ezequiel se aproximó a la puerta y dijo su nombre en voz alta “Ezequiel”, acto seguido la puerta se deslizó a una velocidad asombrosa para una estructura de su peso hacia un lado dejando paso libre.

El pasillo continuaba varios metros introduciéndose en las tinieblas, nadie se preguntaba por que no había luz artificial, la oscuridad en ese pasillo era algo natural, era un cálido abrazo que todos los Ángeles Oscuros sabían apreciar. Una luz en aquel pasillo habría sido como una violación.

Balathasar sintió como la serenidad que se desprendía de ese pasillo le recorría el cuerpo y relajaba sus músculos, no pasaba nada, había llegado donde tenía que llegar y un sentimiento de autorrealización le embargó. Nada importaba – se dijo – era un Ángel Oscuro, sabía que su muerte no sería agradable, pero el día que llegara su cuenta de enemigos eliminados ascendería lo suficiente como para compensarla.

Un revuelo de túnicas indicó que Ezequiel había comenzado de nuevo a caminar, entre los pliegues de su túnica se podía ver una recargada armadura de color azul. Balathasar se preguntó el porqué de su necesidad y por que él también había sido requerido con ella.

Ezequiel se había presentado sin más en la sala donde Balathasar y sus compañeros de escuadra descansaban tras un largo viaje por la disformidad. Los Apotecarios se encargaban de que sus organismos no hubiesen sufrido por el largo viaje mientras el capellán de la compañía felicitaba a los miembros más destacados de la misión.

Los servidores de la armería habían comenzado a llevarse el armamento y las armaduras con mucha solemnidad para someterlas a las Liturgias de la Reparación y prepararlas para el posterior Himno de la Victoria en la capilla principal de La Roca, donde se celebraría el éxito del destacamento.

- Hermano Balathasar, acompáñeme.

No habían habido más explicaciones, quizá no habían sido necesarias.

Finalmente llegaron al final del pasillo, dejando atrás muchas compuertas idénticas entre si. Balathasar contuvo un estremecimiento al observar como tallada en la doble hoja de la puerta se encontraba una escena sobrecogedora, una escena que jamás había visto y que sintió que jamás debía de haber visto.

Una figura de semblante demoníaco estaba arrodillado y llorando, alzando los brazos en forma de súplica, al lado del aparentemente inerte Lion El’Johnson, padre de los Ángeles Oscuros.

La escena turbó enormemente a Balathasar, no entendía su significado, Lion parecía estar muerto y el marine de su lado, revestido con los emblemas del capítulo parecía tanto su hermano como su verdugo.

Una espada rota yacía en el suelo, una espada que recordaba mucho al emblema del Ala de la Muerte.

- Tranquilo – le calmó Ezequiel mientras la puerta se abría – dentro de muy poco lo entenderás todo.

Un intenso olor a incienso le golpeó y el brillo de cientos de velas le deslumbró, antes de que se diese cuenta Ezequiel desapareció de su lado y se dirigió a su propio asiento.

- Adelante – retumbó una conocida voz desde el interior.

Balathasar entró con lágrimas en los ojos a la estancia más bella de toda La Roca, las paredes estaban talladas en al roca, con cientos de imágenes de la Gran Cruzada, el techo se perdía en las sombras, pero cientos de nervios se adivinaban aquí y allá.

La sala se asemejaba a un hemiciclo, tres cuartas partes de la sala circular estaban llenas de estrados tallados en la madera natal de Caliban. En cada uno de los asientos había un marine, algunos eran sargentos veteranos y mostraban los símbolos del Ala de la Muerte, otros eran Señores y Grandes Señores del capítulo, Balathasar pudo distinguir también a dos Señores al cargo de los cuales se encontraban sendas compañías. Había también un gran número de capellanes y bibliotecarios.

Muchos de los estrados estaban vacíos, pero en todos y cada uno de ellos brillaba una vela. En el centró de la sala había un estrado, el más sencillo de todos, tenía labradas escenas de Caliban, no honores de batalla como el resto. En él había una vela, pero estaba apagada.

Justo frente a la puerta se encontraba el estrado de Azrael, quien volvió a hablar:

- Adelántate, hermano Balathasar, avanza hasta el estrado vacío del centro.

Con movimiento torpes y sintiéndose observado Balathasar se dirigió hasta el estrado.

- ¿Sabes por qué te encuentras hoy aquí?

- No, mi señor…

- Te encuentras hoy aquí por que es un día de júbilo y fiesta. La Campaña de la Purga Sahua ha concluido en menos tiempo del esperado, aunque hemos de lamentar la muerte de algunos hermanos, hemos de regocijarnos, pues sin duda éstos se encuentran junto al Emperador en estos mismos momentos.

Como la mayoría de nosotros sabemos, la raza de los Sahua, una extraña raza encontrada en el Última Segmentum tenía que ser aniquilada. Su mera existencia era un insulto para la Humanidad y el Emperador. Sus costumbres, su cultura, sus ritos, todo en ellos era retorcido.

No obstante su total erradicación no habría sido necesaria de no ser por que los viles Eldars Oscuros contactaron con ellos y comenzaron a ayudar y acelerar su desarrollo, sin duda guardando un lugar en sus planes para ellos.

La Campaña ha sido un éxito, sencillamente los Sahua han dejado de existir en la galaxia, y según los informes de Sheol hoy debemos celebrar algo más.

Azrael comenzó a leer el informe de la campaña redactado por Sheol en voz alta, a parte de todos los datos técnicos que contenía habían pasajes dedicados a los héroes de cada combate, finalmente llegó a un pasaje que dejó sin palabras a Balathasar.

Hoy ha sido el día definitivo para la campaña, el principal bastión Sahua ha sido tomado. Los guerreros-esclavistas, la casta más temida de toda su raza ha sido mermada hasta sus límites, los supervivientes han huido a las montañas próximas, donde pretenden refugiarse, sin saber que he ordenado a la sexta escuadra posicionarse en ellas.

Sin su clase dirigente para liderarlos el resto de guerreros han perdido las esperanzas, la mayoría de ellos se ha reunido en blasfemas orgías en las cuales terminaban matándose unos a otros, su depravación ha ido en aumento desde que pisamos éste, su planeta capital.

No obstante, la victoria de hoy tiene un solo nombre: Balathasar. Su escuadra, la séptima escuadra de asalto, recibió la orden de lanzarse contra las defensas de La Torre del Dolor, el principal bastión enemigo, era una misión aparentemente suicida, era necesario infligir el mayor número de bajas al enemigo para mientras cerrar el cerco sobre la Torre del Dolor y así acabar con todos ellos.

Cuando el se abalanzaron volando mediante sus retroreactores todos dirigimos una oración por sus almas, no obstante el cerco nunca llegó a cerrarse, en ese momento un ejército de Eldars Oscuros pareció surgir de la nada para romper el cerco y causó una gran conmoción y destrucción entre nuestras líneas.

La séptima escuadra se quedó sin apoyo y a todos nos pareció ver como todos sus miembros perecían, sin embargo incluso la misión entera pareció flaquear en ese momento.

Lo que nadie sabía es que Balathasar había sobrevivido, malherido y en medio de las líneas enemigas él solo se dispuso a terminar la tarea que se le había encomendado.

Penetró entre los defensores del bastión sin que estos se lo esperaran y abriéndose camino entre ellos como un torbellino de muerte llegó a la sala donde se guardaba toda la munición, munición reunida en los últimos años para resistir el asedio.

Una carga de bombas de fusión bien colocada tuvo un efecto apocalíptico, el bastión se convirtió en un enorme cráter, toneladas de escombros volaron por los aires interrumpiendo momentáneamente el enfrentamiento con los Eldars Oscuros. El suelo tembló y el cielo se oscureció con la nube de polvo levantada, jamás hubiésemos pensado que habían almacenado tanto armamento en tan poco tiempo.

Hasta ahí la actuación de Balathasar podría haber sido considerada de heroica, pero pese a que solo él y el Emperador sabe que penurias pasó en la Torre del Dolor, su actuación no terminó ahí.

Aún más herido, y seguramente al borde de la muerte, descendió volando en picado contra el Arconte al mando del ejército de los Eldars Oscuros, de pronto disparó con la pistola de plasma mientras caía contra él vaciando el cargador y sobrecalentando el arma, todos vimos angustiado como se estrellaba contra el suelo perdiendo el control.

Del Arconte solo quedó una pequeña zona quemada llena de cenizas en el suelo, nunca sabremos si el ataque de Balathasar triunfó al cogerle por sorpresa o tuvo que ver algún otro factor.

No hace falta decir que por segunda vez la batalla se decantó a un bando, esta vez volvió a nuestro favor.

Como ya he dicho esta victoria tuvo un nombre: Balathasar. Creo que mi recomendación está clara, la escuadra de asaltó deberá de ser reconstruida, propongo a Balathasar como sargento, y no solo eso, si no que propongo al Círculo Interior que Balathasar sea aceptado.

A lo largo de esta campaña sus ojos han visto mucho y su mente se ha mantenido pura, ha demostrado ser capaz de alcanzar todo lo que se proponía, y su servicio al Emperador sería mayor desde los círculos del Círculo Interior.

Balathasar contuvo el aliento en todo el relato, su cuerpo estaba lleno de cicatrices y recordar las penurias que pasó en la Torre del Dolor hizo que oleadas de dolor le invadieran los sentidos “El dolor es una ilusión de los sentidos” Se dijo a si mismo para contenerlo.

No obstante su mente se negaba a reconocer el hecho por el que estaba en el estrado, iba a ser ascendido a como mínimo sargento de la escuadra de asalto y no podía ser… pero se había hablado de ascenderle al Círculo Interior, un ascenso meteórico, algo que jamás se habría esperado.

La investidura como miembro del Círculo Interior exigía una prueba de pureza de mente y espíritu, habitualmente llevada cabo por Sapphon y Ezequiel, no obstante y debido a que Sapphon estaba combatiendo en esos momentos a miles de años luz de distancia sería un sustituto quien comprobaría su pureza de alma.

El hermano capellán abandonó su estrado para dirigirse a él, sus pasos eran lentos y cuidados, su cara estaba, a diferencia de la mayoría de los presentes, cubierta por un yelmo, la mismísima cara de la muerte.

Un servidor le acompañaba portando un incensario, el humo cargado que desprendía el incienso pareció transportarle a una vorágine de recuerdos.

Su planeta natal, su aceptación como Ángel Oscuro, su segundo despertar, las primeras batallas, la primera vez que derramó sangre enemiga mediante el sagrado bolter…

El capellán siguió aproximándose con pasos lentos, entonando una extraña liturgia casi en susurros. La hipnótica voz y el extraño ritmo de la melodía parecían embotar a Balathasar, si el capellán hubiese intentado disparar a Balathasar éste no habría siquiera reaccionado.

El capellán llegó a la altura de Balathasar y se inclinó hasta que casi sus rostros se tocaron, entonces súbitamente, rompiendo el estado hipnótico que reinaba se alzó y comenzó a cantar a voz de grito:

- ¿Qué es lo que nos da sentido?

- La guerra – respondió Balathasar sin apenas pensar en lo que decía.

- ¿Qué da sentido a la guerra? – continuó bramando el capellán

- Aniquilar a los enemigos del Emperador – respondió aún más seguro de sí mismo Balathasar.

- ¿Cuál es el enemigo del Emperador?

- El hereje, el alienigena y el mutante

- ¿Qué es ser un enemigo del Emperador?

- Es estar condenado

- ¿Cuál es el instrumento de condenación del Emperador?

- Nosotros, los Marines Espaciales, los ángeles de la muerte

- ¿Qué es ser un Marine Espacial?

- Es ser puro, ser fuerte, no mostrar piedad, ni compasión ni remordimiento

- ¿Qué es ser puro?

- No conocer el miedo, no flaquear nunca en el combate

- ¿Qué es ser fuerte?

- Luchar cuando otros huyen; mantenerse en el sitio y morir sabiendo que la muerte conlleva la recompensa final

- ¿Cuál es la recompensa final?

- Servir al Emperador

- ¿A quien servimos?

- Servimos al Emperador y a Lion, y a través de ellos servimos a la humanidad

- ¿Qué es ser un Ángel Oscuro?

- Es ser los primeros, los honrados, los hijos del León

El himno debía de acabar ahí, pero el capellán se giró hacia el resto de Ángeles Oscuros congregados y recitó más preguntas, a las cuales todos los Ángeles Oscuros respondieron como si se tratasen de uno solo. Eran versos desconocidos, tanto para Balathasar como para la mayoría de Ángeles Oscuros.

- ¿Cuál es nuestra búsqueda?

- Purgar nuestra vergüenza a través de la muerte de aquellos que se apartaron del León

- ¿Cuál es nuestra victoria?

- Rehacer lo que fue roto, ganar la confianza del Emperador una vez más

- ¿Y cual es el destino de los Caídos que cazamos?

- ¡¡¡RETRIBUCIÓN Y MUERTE!!!!!

El capellán se dirigió de nuevo a su estrado, el ambiente aún estaba cargado por la furia y las ganas de combate de todos los Ángeles Oscuros, sus ojos brillaban con determinación, sus puños se crispaban dentro de los guanteletes, y Balathasar no era menos.

Acto seguido se levantó Ezequiel, se dirigió sin más ceremonias hasta la altura de Balathasar y alzó una mano. Sus labios comenzaron a entonar un salmo, pero ninguno de los presentes lo oyeron, solo notaron una súbita bajada de temperatura y un ligero cosquilleo en la piel.

Un viento salido de ninguna parte azotó la sala y amenazó con apagar las velas, Balathasar sintió como si unos fríos dedos penetraran su cerebro y juguetearan con él. Se aferró al estrado, los nudillos blancos y los dientes apretados hasta que tal y como habían llegado se fueron.

Ezequiel se giró y la temperatura aumentó de nuevo, hizo un leve asentimiento con la cabeza en dirección a Azrael y volvió a su puesto.

- Hermano Balathasar, has superado las pruebas, ahora eres un miembro del Círculo Interior, sargento veterano de la séptima escuadra de la cuarta compañía, ¡Por la gracia de Lion y el Emperador!

- Así sea – rugió la sala al completo.

- Pero antes… – cortó Azrael – El segundo bautizo de la maldición, que traigan el Cáliz de Retribución.

Balathasar, la primera vez que bebiste de la sangre del Cáliz de la Retribución en tu primera Festividad de la Maldición, fuiste bautizado como Ángel Oscuro, ahora serás bautizado por segunda vez, como Ángel Oscuro y miembro del Círculo Interior.

Unos servidores llevaron el Cáliz hasta Azrael, el cáliz del cual había bebido el mismísimo Emperador en la fundación del capítulo. Azrael desenvainó una daga ceremonial y, quitándose el guantelete, se hizo un corte en el pulgar.

Uno por uno todos los Ángeles Oscuros fueron vertiendo su sangre en el Cáliz, hasta que llegó a Balathasar, el cual también lo hizo.

Los servidores llevaron el Cáliz hasta unas barricas de vino y lo mezclaron en su justa proporción, las barricas parecían hechas de madera de Caliban, y Balathasar se preguntó si el vino que contenían podría haber estado almacenado diez mil años.

Uno por uno los asistentes se levantaron, llenaron el Cáliz y bebieron de él, en honor a Lion, al Emperador y a Balathasar.

Finalmente le tocó el turno a Balathasar, se levantó y avanzó hasta tomar el Cáliz de las manos del anterior marine. Era un cáliz sencillo, pero parecía cálido al tacto, tanto que incluso notaba el calor que emanaba de él a través de los guanteletes de la armadura.

Balathasar se preguntó cuántos honrosos Ángeles Oscuros habrían bebido antes de ese cáliz, cuanta sangre se habría vertido, si sería cierto que el mismísimo Emperador había bebido tal y como él bebía ahora mismo.

Cuando apuró el cáliz y lo bajó hasta la bandeja que sujetaban los servidores, Azrael se adelantó hasta situarse al lado de Balathasar, y con gesto sombrío, desacorde con la celebración volvió a hablar:

- Supongo que no habrás podido evitar fijarte en el grabado de la puerta de acceso a esta sala, verás hermano, como miembro del Círculo Interior tienes acceso a algunos secretos más de nuestro capítulo, presta atención por que vamos a contarte una historia oscura, casi leyenda, que acaeció hace diez mil años y que nos ha convertido en lo que somos…

 

 

 
 
 
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