Relatos
 
 
 

" Rauel [El inicio] "

Autor: Rauel

 

 

PARTE I
Por fin despuntaban los primeros rayos de sol. La noche había sido larga, fría y espeluznantemente oscura en todo el planeta.

Klendafu era un planeta rocoso, casi desértico, debido al bombardeo orbital sufrido hace muchos años, que arraso por completo la superficie del planeta, para destruir los enjambres tiranidos que lo habitaban.

Para sorpresa de la flota, tras el bombardeo se descubrió que el planeta era una importante fuente de minerales, por lo que no tardo en convertirse en una fructífera colmena minera. Aun prospera, la vida en Klendafu era muy dura, y pocos eran los que aguantaban demasiado tiempo trabajando en las profundidades de la tierra extrayendo el preciado mineral en precarias condiciones.

Hacia apenas un año apareció un destacamento de Astartes Ángeles Oscuros, con intención de reclutar algunos jóvenes para que entraran a formar parte de sus filas, y viendo esto como una manera de escapar de Klendafu y una manera de vivir una emocionante vida al servicio del Emperador, cientos de jóvenes de todo el planeta se presentaron, pero ni uno solo paso las pruebas.

Curiosamente un pequeño destacamento de Marines Espaciales se quedo en el planeta quien sabe con que intenciones, pero hasta el  último de ellos había muerto aquella noche.

De la nada aparecieron centenares de criaturas con grandes garras y afilados colmillos y empezaron a devorar todo a su paso.

Los Marines aguantaron durante interminables horas, pero la munición se agoto, y tuvieron que recurrir al cuerpo a cuerpo, la batalla fue cruenta y muchas de las criaturas cayeron bajo las espadas sierra de los Astartes, pero al final, sucumbieron ante la ingente marea de criaturas.

Probablemente ahora el único humano vivo de Klendafu era un joven, que haciendo gala de un coraje inusual había logrado escapar troceando a un par de criaturas con una espada sierra con la que se había hecho y a la que apenes si podía arrastrar.

Tras toda la noche corriendo y tirando de la pesada espada, al ver los primeros rayos de sol se había permitido el lujo de parar e intentar recobrar el resuello. Los rayos del astro acariciaron suavemente la palpitante y sudorosa frente del joven. Sabia que no podía parar, sentía como las criaturas se acercaban a el, pero sus piernas habían tomado su propia elección y no tenían intención de ponerse en marcha.

Un extraño gemido no muy lejano llego asta sus tímpanos, no cabía duda lo cazarían como a un animal en unos minutos si no se ponía en marcha a toda prisa, pero ¿a donde huir? No podría estar corriendo eternamente y dudaba seriamente que quedara nadie más en todo el planeta.

Tomo una decisión. Miro a su alrededor y se coloco de espaldas a una gran roca. Cogiendo la espada con las dos manos y apoyando la punta en el suelo, decidió esperar a su destino y plantarle cara asta su último aliento.

Este no se izo esperar, a lo lejos se divisaban al menos media docena de criaturas que corrían hacia el a toda velocidad ligeramente encorvadas y luciendo las garras de sus cuatro brazos mientras se relamían pensando en el ligero desayuno de la mañana que les aguardaba y en cual de ellas seria la primera en hincarle el diente.

El corazón le latía a tal velocidad que creía que le iba a explotar dentro del pecho. Una de las criaturas se había adelantado a las demás y salto sobre su victima con el fin de asestar el golpe final desde arriba, pero el joven dispuesto a vendar su vida bien cara sesgo el aire con la espada cortando al engendro en dos mitades casi perfectas que cayeron a derecha e izquierda. El resto de las criaturas lejos de amilanarse chillaron de júbilo, excitadas por el olor de la sangre y se abalanzaron en tropel sobre el joven, y entonces la oscuridad se cernió sobre el.  

Todo a su alrededor era paz, y silencio, ¿seria esto la muerte? El calor, y el sudor por la extenuante carrera habían desaparecido, siendo sustituidos por una agradable sensación de frescor y humedad.

Intento hacer memoria, ¿Qué había pasado? Todo sus recuerdos eran borrosos, lo único que recordaba con claridad era la fría roca en la que apoyo la espalda y luego, dolor, mucho dolor. Pero había algo más, recuerdos borrosos teñidos de rojo por la sangre en los ojos, pero había algo más… si lo recordaba. Justo antes de recibir el golpe definitivo, recordaba un gran estruendo y un liguero temblor de tierra. Entonces las criaturas desaparecieron. Ruido de batalla, disparos, chillidos de criaturas, y luego, el silencio. Por ultimo la visión de un…. no podía ser, un Marine Espacial, con una reluciente armadura blanca.

Y sin más despertó.

Se encontraba dentro de una probeta-tanque gigantesca, sumergido un liquido azulado y viscoso, y conectado a un sin fin de cables por todo el cuerpo. A su alrededor, varios Astartes trabajaban en las consolas sin prestarle la mas mínima atención.

Se paro a mirarse así mismo, todas sus heridas habían desaparecido, estaba como nuevo, mucho mejor que nuevo, se sentía plenamente recuperado, sus músculos parecían mas grandes y poderosos, el mismo parecía mas grande y poderoso. La visión de si mismo lo perturbo, ¡este cuerpo no parecía el suyo! ¿Qué estaba pasando? ¿Era esto algún tipo de broma? El corazón se le aceleró palpitante en el pecho y entonces se dio cuenta, su latido era irregular, mucho mas poderosos como si tuviera dos corazones, no, no podía ser. Intento gritar, pero no pudo. Se dio cuanta de que llevaba una especie de mascarilla en la boca y nariz mediante la que respiraba y que le impedía hablar. Intento moverse y al hacerlo una de las consolas comenzó a pitar. Uno de los Astartes de volvió hacia el, se acercó al tanque y antes de pulsar un botón en la consola del tanque le dijo:

— Tranquilo, ya estas a salvo.

Tras pulsar el botón cayó en un profundo sopor.

Se despertó por un ligero movimiento en su brazo derecho, alguien lo zarandeaba levemente:

— ¡Muchacho!, ¡despierta, ya es hora!

Entre abrió los ojos… todo a su alrededor le era desconocido. Estaba en una pequeña habitación de piedra y metal, tumbado en un camastro de paja, ataviado con un ligero pijama de lino muy espartano. El aire estaba cargado de humedad y olía a esencias y junto a el había un poderoso Astartes que lo observaba atentamente.

— ¿Dónde estoy?

— Estas en la noble barcaza de los Ángeles de Absolución, ahora eres uno de nuestros hermanos, y ahora vistete, tengo que llevarte ante tus mandos. — La potente y profunda voz del Marine termino de despertarlo por completo.

Con una leve y calurosa sonrisa señalo a un pequeño armario que había junto a la puerta.

PARTE II

Habían pasado apenas tres años desde la llegada del joven al que se le había dado el nombre de Rauel y los Apotecarios no daban crédito a lo que veían sus ojos. Cuando el muchacho llego al capitulo pocos creyeron que sobreviviría a las heridas que le habían inflingido los Tiranidos y menos aun al duro y doloroso proceso de la “Iniciación” Sin embargo no solo sobrevivió sino que su cuerpo acepto todos y cada uno de los implantes a una velocidad como nunca ningún otro Marine los había asimilado y estaba listo para la implantación del “Interfaz” terminando así el proceso que lo convertiría en un Astartes de pleno derecho.

PARTE III

Solo unos meses después de la implantación de la Interfaz, los Ángeles de Absolución recibieron órdenes de investigar la falta de comunicación con el planeta industrial, Ivrelux, en el sector Delta.

Una vez en las cercanías del planeta, los escáneres de las sondas desvelaron la carencia total de vida en el planeta, y  tras días de observación desde la orbita se decidió el envió de varias escuadras de exploradores para recopilar mas información sobre el terreno.

Varias cápsulas de desembarco cayeron sobre los principales núcleos industriales del planeta.

Rauel como sargento de la primera escuadra fue desembarcado con sus hombres sobre Velux capital y principal núcleo industrial de Ivrelux.

Tras poner el primer pie en tierra, quedo claro que en aquel lugar había habido un cruento y sangriento combate. Por todas partes había signos de batalla, cristales rotos, agujeros en las paredes, salpicaduras de sangre seca por doquier, restos de vehículos y transportes incinerados, etc.…

La atmósfera estaba sobrecargada, y una densa capa de humo que parecía provenir de las industrias cubría toda la ciudad. Según parecía, al estar automatizadas, las fábricas no habían parado de funcionar a pesar de la ausencia de los obreros.

Tras una primera y rápida exploración de la superficie de las industrias, donde no se encontró nada de nada, Rauel pidió autorización para introducirse en los niveles inferiores donde estaba la maquinaria y donde los habitantes del planeta se habrían refugiado para combatir al invasor.

Al recibir la autorización Rauel izo un par de gestos con la mano y la escuadra se dirigió a la primera de las entradas que localizaron. Un portón echado abajo y calcinado por el imparto de algún proyectil de energía.

Dos de los exploradores se colocaron a sendos lados del portón, mientras que Rauel tras echar un par de fugaces vistazos en el interior, desaparecía en la oscuridad que había tras el umbral. El resto de los exploradores entraron uno tras otro asta que el ultimo, tras asegurarse de que nadie los seguía, se sumergió en la oscuridad de la industria.

Los exploradores se iban solapando los unos a los otros cubriendo y asegurando cada esquina, cada escalera, y cada puerta.

En los tres primeros niveles no habían encontrado nada más que oscuridad y alguna que otra luz parpadeante que había sobrevivido a la contienda. Ell único ruido era el de la maquinaria funcionando que se iba hacinado más y más atronador por cada nivel que descendían.

Por fin en el nivel cuarto encontraron las primeras maquinas funcionando, pero para su sorpresa la maquinaria no era lo único que se movía. Unos esqueletos humanoides metálicos y una especie de cucarachas gigantes metálicas, parecían estar operando con la maquinaria.

Rauel intento abrir canal con los mandos en orbita, pero entre el ruido de la maquinaria y las interferencias producidas por los cuatro niveles de hierro y acero, hicieron que la comunicación fuera imposible.

— Yerel, Logar, subid un par de niveles asta que consigáis establecer comunicación, informad de lo que hemos descubierto y traed la respuesta del mando, pero tened cuidado y mantened abierto el canal de comunicación con migo. — La voz de Rauel fue apenas poco mas que un susurro pero, pero los dos exploradores asintieron al unísono, y salieron disparados escaleras arriba.

Unos minutos después Rauel escucho como Yerel comunicaba lo que habían encontrado, y cuando debía de haber llegado la respuesta, lo que resonó en su comunicador fue el sonido atronador de una ráfaga de bolter.

Aun con el eco de los bolter resonando en los tímpanos, Rauel y el resto de exploradores corrieron en auxilio de sus compañeros.

Bajo un foco alógeno que tintineaba en la oscuridad, en mitad de un pasillo del nivel 2, encontraron los restos de Logar, cubierto de sangre, una sangre que parecía relucir cada vez que el foco parpadeaba. Junto a Logar, Yerel mal herido pero aun en pie respiro hondo al reconocer a su sargento que surgía de entre la oscuridad.

Yerel bajo el bolter y cayo de rodillas junto a su compañero muerto.

—Apareció de la nada, señor. De esa pared. — Dijo Yerel mientras señalaba una pared cercana.

— Todo el pasillo estaba tranquilo, vació y de pronto Logar estaba levantado por los aires con el vientre atravesado por unas garras metálicas. Dispare y estoy seguro de que le di, pero desapareció fundiéndose con esa otra pared.

— Desplegaos y cubrid el perímetro — dijo Rauel mientras reestablecía la comunicación.

La respuesta fue clara. Según parecía, el resto de las escuadras estaban transmitiendo informes muy parecidos por todo el planeta, y la ofensiva a gran escala ya se estaba gestando. Pero a ellos les habían dado unas coordenadas, un punto de recogida que quedaba bastante lejos, al perecer  una zona segura, a la que tendrían que llegar en diez minutos, por lo que iban a tener que correr mucho sino querían quedarse en tierra.

Con un par de gestos con la mano, toda la escuadra se reagrupo y se dispuso a salir de allí a toda velocidad.

Al final del pasillo ya se veía la luz que bañaba el pasillo desde la puerta por la que habían entrado, cuando un grito ensordecedor resonó por todo el pasillo. Una criatura gigantesca metálica de aspecto ligeramente humanoide que parecía flotar en el aire, había surgido de la nada y había arremetido contra el explorador que cerraba la comitiva. Tras el alarido el marine se desplomo en el suelo con un ruido seco y sordo, y con una velocidad cegadora el Espectro ya se habían enzarzado en combate con el explorador más próximo.

Sin dudarlo un instante, toda la escuadra comenzó a rodear al enemigo. A pesar de estar en clara inferioridad numérica, el Espectro no cedía ni un centímetro de terreno y cada una de sus centelleantes envestidas causaba estragos en la escuadra. Era demasiado rápido se anticipaba esquivando todos los ataques de los exploradores y los que le impactaban no lograban mas que arañar el oscuro metal

Rauel observo atentamente cada uno de los movimientos del Espectro, sus esquivas sus ataques, y entonces golpeo, golpeo con su puño de combate a una zona bacía, pero entonces en el ultimo momento la calavera metaliza del Espectro se coloco justo delante del puño, recibiendo un golpe que desprendió el cráneo del cuello.

El cuerpo del Espectro se derrumbo en el suelo como una marioneta a la que le han cortado los hilos, causando un gran estruendo. Mientras el cráneo daba vueltas por el aire como a cámara lenta, y caía tintineando por fin al suelo, para rodar unos pocos metros rebotar contra una pared e ir a parar junto a Rauel.

— Vamos, salgamos de aquí, no hay tiempo que perder — escupió Rauel mientras se agachaba, cojia el cráneo y lo estrujaba asta que saltaba en mil pequeños pedacitos metálicos.

PARTE IV

Llegar asta el punto de recogida se convirtió en toda una odisea, ya que de buenas a primeras, de entre la densa capa de humo surgieron una decena de Guerreros Necrones. Por suerte su avance era lento, y los exploradores pudieron escapar del fuego de gauss.

Por fin al girar una esquina pudieron distinguir entre el humo la poderosa servo de un Astartes. Parecía que estaban en una inmensa plaza y en el centro de la misma custodiada por Marines reposaba una Thunderhauk con los motores encendidos y listos para remontar el vuelo.

Una vez en los hangares del navío insignia de los Ángeles de Absolución, todo era ajetreo. La 1ª y 2ª compañía estaban ultimando los preparativos, sin duda en breve comenzarían el asalto a algún punto estratégico, y o mucho se equivocaba Rauel, o el objetivo serian las centrales de energía.

Atravesando el hangar con su escuadra en dirección al Apotecarium para asistir a los heridos, Rauel no pudo evitar echar un vistazo de reojo a los miembros del Ala de Cuervo, con sus flamantes armaduras negro azabache, y sus poderosas motos, listos para ir a la  cabeza en la punta de lanza y ser los primeros en tener el honor de acabar con el enemigo.

Tras dejar a sus  compañeros en el Apotecarium, Rauel fue en busca del Maestre de la décima, quien le confirmo lo que el ya sospechaba.

El planeta era demasiado valioso para destruirlo con un bombardeo orbital, por lo que había que acabar con el enemigo en tierra. La prioridad de momento era destruir, no controlar, todas las estaciones de energía del planeta, para lograr una doble función; primero evitar que siguieran haciendo lo que fuera que estaban haciendo, y segundo, hacer que el enemigo saliera a la superficie. Después llegaría la ofensiva a gran escala, de momento no se podía hacer nada más que esperar asta que la 1ª y 2ª hicieran su trabajo .

PARTE V

En tres días, no quedaba ni rastro de una sola fuente de energía en el planeta, a pesar de los esfuerzos del enemigo por protegerlas.

Grandes contiendas se libraron después por toda la superficie del planeta, y ninguno de los dos contendientes parecía estar dispuesto a dar su brazo a torcer.

Las compañías de los Anglés de Absolución se iban sustituyendo las unas a las otras para repostar y recargar.

Por su parte los Necrones no parecían desfallecer, manteniendo la línea pese a todo y levantándose después de caer una y otra vez.

Que se produjeran bajas en ambos mando era inevitable, y mientras los necrones resucitaban, los marines echaban mano de la décima, y así fue come Rauel entro a formar parte de la 7ª compañía convirtiéndose así en un marine de pleno derecho.

Precisamente en la batalla que seria conocida como la contienda de la Carne contra el Metal, Rauel vestiría por primera una servoarmadura.

PARTE VI [a]

Rauel en su celda limpiaba y preparaba el equipo así como su mas recién y preciada adquisición. Estaba ansioso por vestirla y por poder bajar a la superficie y contribuir a la derrota de los enemigos del Emperador, pero las manecillas del reloj parecían no moverse y la llamada a filas no llegaba nunca.

Por fin el intercomunicador que había junto a la puerta crepito y la voz de su nuevo Maestre inundo firme y clara en su celda: “en cinco minutos todos listos en el hangar tres”

Minutos más tarde toda la séptima compañía formaba al completo en el hangar, repartida por escuadras junto a sus respectivas cañoneras Thunderhauk.

Estaban a punto de embarcar, ya habían recitado las letanías de guerra de la compañía antes de la batalla y entonces, el intercomunicador del Maestre debió de activarse ya que ordeno esperar y salio del hangar apresuradamente.

Según les había informado su sargento, la misión era la de sustituir a la 9ª compañía que llevaba siete días in-interrumpidos combatiendo.

Excitado, inmóvil, miro de reojo a su alrededor. No conocía a casi ninguno de los miembros de su nueva escuadra, solo de haberlos visto por la nave o en el campo de batalla alguna que otra vez, por lo que se alegro enormemente de que Yerel, ya recuperado de todas las heridas sufridas, también hubiera sido ascendido y estuviera a su lado.

Tras largos minutos de espera, y de un silencio ensordecedor que se había apoderado de todo el inmenso hangar, por fin el Maestre regreso y tras hablar con sus sargentos ordeno el embarque.

Una vez en la Thunderhauk el Sargento Lexel se dirigió a sus hombres. — Bien camaradas, la misión ha cambiado en el último momento. Según parece la 2ª compañía a informado de unos extraños movimientos del enemigo en una zona que se suponía ya se había limpiado y nos despliegan con misión de localizar y eliminar al enemigo y evitar que se reagrupe de nuevo en esta zona. Mientras  la 9ª las tendrá que arreglar sola asta que lleguemos.  —  La voz del Sargento sonaba un poco molesta, o eso le pareció a Rauel ya que a decir verdad lo había oído hablar en contadas ocasiones. Pero aun así parecía que le disgustaba la idea de no entrar en el verdadero combate, sin mencionar lo de dejar a la 9ª más tiempo a su suerte.

Una vez en tierra parecía que habían llegado a otro planeta diferente al que Rauel exploro con la décima. La contienda había destrozado el lugar. Apenas quedaban edificios en pie, por todas partes no había mas que escombros e incluso en el suelo habían boquetes que daban acceso directo a los niveles inferiores. Tras cortar el suministro de energía las fabricas se habían detenido por lo que el denso humo que cubría el planeta se había disipado casi por completo y había sido sustituido por esporádicas nubes de polvo que levantaba el viento de entre los escombros.

Tras desaparecer las Thunderhauk, todo parecía en calma y en silencio.

La compañía se puso en marcha sin perder más tiempo, separándose las escuadras y abriéndose en abanico para barrar rápidamente la zona y localizar lo antes posible al enemigo.

— A paso ligero camaradas, la 9ª no nos va a esperar eternamente. — Bramo Lexel rompiendo a correr.

Tras un buen rato de carrera por fin el silencio termino con un rugido atronador que desgarro el aire.

Lexel se paro en seco he indico con la mano que se cubrieran.

— Señor, son motos, sin duda el Ala de Cuervo. — Lexel miro a Rauel sorprendido. Efectivamente instantes después tres miembros de la 2ª surgían de entre unos escombros.

Ellos eran los que habían visto al enemigo, pero igual que vino se fue.

Ahora no había rastro de el, por lo que estaban explorando la zona en su busca, pero asta el momento no habían tenido éxito.

Mientras los sargentos hablaban, la tierra empezó a temblar bajo sus pies. Grandes trozos de escombros cayeron y rodaron por todas partes y un par de edificios cercanos se derrumbaron sin más como un castillo de naipes.

Las tres motos reaccionaron y salieron a toda velocidad escapando del edificio que se les venia encima, pero si bien el resto de marines reaccionaron igual de rápido a varios de ellos no les dio tiempo de escapar corriendo y fueron sepultados por los escombros.

Uno de ellos consiguió salir por su propio pie antes de que la inmensa nube de polvo se disipara, pero ni el sargento ni otros dos tuvieron la misma suerte, si bien estaban vivos pues así lo comunicaron por el intercomunicador.

El resto de la escuadra se mantuvo alerta, a la espera de que el polvo se disipara para poder ver si el temblor lo había causado un terremoto, pues sus compañeros parecían estar bien y si había campo libre ya tendrían tiempo de rescatarlos de entre los escombros.

Poco a poco el polvo se fue asentando, y las primeras siluetas de los escombros y los edificios empezaban a dibujarse difusas ante ellos. Todo parecía en calma, sin embargo había algo raro, algo no estaba en su lugar, y entonces lo vio. Había varios edificios donde antes no había nada más que unos cuantos escombros.

— ¡HA CUBIERTO! — Exclamo Rauel.

Pero fue demasiado tarde. Centenares de ráfagas de energía de color verde provenientes de los edificios que habían aparecido, atravesaron la nube de polvo disipándola por completo y rociaron toda la zona, impactando en prácticamente la totalidad de los Astartes.

Rauel como la práctica totalidad de su escuadra salio despedida por los aires tras el impacto.

Mientras volaba por los aires vio como el fuego también alcanzaba a los miembros del Ala de Cuervo pero estos no se inmutaron y ya iniciaban el contraataque.

Rauel se estampo contra el muro de un edificio en ruinas y lo atravesó cayendo en el interior del edificio quedando así parapetado de la nueva oleada de gauss que barría la zona.

Un sabor amargo inundo su paladar, era sangre. Sacudió la cabeza, su cuerpo mejorado ya estaba asimilando los daños. Se levanto de un brinco y miro a su alrededor para ver cual era la situación.

Cuatro inmensos Monolitos habían aparecido y rociaban la zona con una lluvia constante de disparos intentando dar caza a las motos que surgían de una esquina disparaban y desaparejan por la siguiente. Eran muy rápidas pero tarde o temprano las acorralarían, tenia que ponerse en marcha y echarles una mano. Miro a su alrededor en busca de los miembros de su escuadra. Podía ver por lo menos a cinco de ellos que parecían estar ilesos y Yerel no estaba muy lejos.

Abrió el canal y grito — Hay que reagruparse y ayudar a esas motos. — Acto seguido empezó a comunicar la situación y la posición al resto de escuadras de la 7ª

PARTE VI [b]

La escuadra comenzaba a reagruparse. La lluvia de gauss habían impactado donde antes se habían derrumbado los edificios y los escombros se habían desplazado lo suficiente como para que milagrosamente Lexel y los otros miembros de la escuadra que quedaron sepultados resurgieran de entre los escombros cuales aves fénix de entre las cenizas.

Increíblemente ni uno solo de los Astartes había caído.

— ¡Venid todos aquí!— Grito Lexel excitado ante la expectativa de entrar en combate y al ver que toda su escuadra seguía operativa. — ¡Hoy no morirá ninguna Marine!

Cuando el fuego ceso un instante Rauel salio de entre las ruinas como una exhalación en dirección a su sargento. Cuando llego a la altura de Yerel este se le unió a la carera.

Ya estaban cerca de la montaña de escombros en la que se habían convertido los edificios derrumbados y donde se reunía ya la escuadra, cuando vio como un marine de una nueva escuadra del Ala de Cuervo que había surgido de una esquina disparaba con su rifle de fusión al Monolito más cercano.

La potente ráfaga de energía comenzó a derretir el metal, el cual ya empezaba a auto repararse, pero algo no iba bien. El Monolito comenzó a zozobrar en el aire como un barquito de papal que se adentra en una tormenta en alta mar. Sin mas empezó a caer y justo antes de que tocara el suelo, estallo produciendo una potente explosión que lanzo por los aires una gran cantidad de metralla incandescente.

Rauel se hecho a tierra justo a tiempo de esquivar un gigantesco trozo de monolito que surcaba los aires. Yerel también se tiro al suelo para esquivar la metralla pero otro trozo le dio en el casco el cual salio disparado por los aires. Yerel callo de cabeza el suelo y la sangre se convirtió rápidamente en barro rojizo al mezclarse con la arena del suelo.

Rauel se arrastro asta Yerel y pudo ver una gran brecha en su frente de la que no paraba de brotar sangra. Taponando la herida con la mano Rauel grito. — Apotecariooooooo.

Una moto paro junto a ellos y un Apotecario del Ala de Cuervo con su impecable armadura blanca, se bajo de ella colocándose junto a ellos.

— Cúbrenos — dijo el Apotecario mientras colocaba rápidamente un injerto de piel con el Narthecium, que inmediatamente freno la emanación de sangre.

Rauel levanto el inmenso trozo de Monolito que acababa de esquivar y lo uso a modo de escudo entre ellos y el enemigo.

Cuando volvió a mirar como trabajaba el Apotecario, Rauel pudo ver como este clavaba una gran aguja en el cuello de Yerel y un instante después su amigo y compañero despertó del sopor, el cóctel de hormonas y anabolizantes lo habían dejado como nuevo en un  momento.

El Apotecario recogió el casco de Yerel que no había caído muy lejos, se lo dio a su dueño y bromeo. — Vamos, arriba camarada, no es hora de dormir. — Acto seguido se subió a su moto y salio a todo gas para unirse con sus compañeros.

Los dos Astartes se incorporaron y corrieron a reunirse con el resto de su escuadra.

Con el ajetreo de la herida de Yerel, los dos amigos no se habían dado cuenta de que las puertas de los tres Monolitos que quedaban, habían comenzado a abrirse produciendo un intenso destello verde brillante.

— ¿Estas bien Yerel? — Interrogo el sargento cuando por fin llegaron. Yerel asintió con la cabeza.

— Bien, hay que apoyar al Ala de Cuervo, tenemos que ocuparnos de lo que acaba de aparecer. — Dicho esto Lexel señalo a las tres escuadras de Guerreros Necrones que acababan de salir de las puestas de sendos Monolitos entre un destello verde. Toda la escuadra imito a su sargento y abrió fuego sobre el enemigo a la vez que avanzaban a toda prisa hacia ellos. Los proyectiles del bolter derribaron a un par de Necrones.

La respuesta de de los Necrones no se hizo esperar, pero la escuadra de Marines ya se había refugiado entre unos escombros por lo que el gauss no encontró blanco alguno.

Lexel ordeno aguardar un poco a que el enemigo se acercase, y mando preparar las armas de combate para el asalto. Luego echo un vistazo rápido y ordeno la carga. La contienda fue breve pero intensa. El enemigo era lento pero no torpe. Los duros esqueletos metálicos de los Necrones eran difíciles de doblegar, pero poco a poco iban cediendo terreno, asta que con un nuevo resplandor verdoso desaparecieron para aparecer nuevamente casi todos ilesos saliendo de la puerta de un Monolito cercano.

Los Marines habían quedado al descubierto en mitad de el campo de batalla rodeados por las tres escuadras de Necrones, parecía que estaban sentenciados, pero por fin llegaron refuerzos. Un par de escuadras de la 7ª acababan de llegar abriendo fuego contra el enemigo. Así mismo un intenso fuego de cañón láser empezó a bombardear a los Monolitos.

A partir de hay todo fue un caos, mas Necrones aparecieron, no solo por los portales sino que también aparecieron de la nada acompañados de varios destructores. Enjambres de cucarachas metálicas gigantes asaltaban una y otra vez a las escuadras. Espectros aparecían de entre los escombros y el fuego de los Monolitos se intensificaba por momentos.

Sin darse cuanta la noche había caído sobre ellos, y esta había hecho más siniestros e impresionantes a los Necrones.

Llevaban varias horas de cruento combate. Cuando parecía que la partida se ponía del lado del Emperador aparecían mas Necrones o los ya caídos se levantaban del suelo dispuestos a retomar el combate.

Intentando acabar con una escuadra de Inmortales, la escuadra de Rauel había conseguido a base de mucho trabajo separar a la escuadra de Inmortales del foco principal de la contienda y ahora el combate se libraba cuerpo a cuerpo. Estos droides eran aun más duros que los Guerreros y solo el Sargento con su puño de combate parecía poder plantarles cara decentemente, pero por fin el último de ellos callo al suelo.

Lexel izo recuento, y contra todo pronóstico su escuadra seguía al cien por cien.

Sin perder un instante se pusieron en marcha, aun quedaba mucho por hacer. Tras doblar una esquina llegaron otra vez a la lid. La escena era impresionante, y por un momento pararon para ver donde era más necesaria su ayuda.

Mientras Lexel oteaba la batalla, Rauel descubrió algo sorprendente. Una gran nube negra se materializo a lo lejos, y cuando esta se disipo un Guerrero Necron de aspecto imponente que portaba un báculo y que llevaba una roída capa sobre los hombros apareció para escabullirse por un agujero del suelo.

— Señor he visto algo, un Necron se ha materializado y se ha metido por aquella rendija — Rauel indico el lugar por el que el enemigo se había escabullido.

A Lexel aquello le oilo tan mal como a Rauel por lo que se puso en contacto con el Maestre de la 7ª para pedir permiso para investigar.

— El Maestre nos da permiso para investigar que es lo que esta pasando aquí, y descubrir el porque de los nuevos movimientos en esta zona y porque esta gran ofensiva del enemigo.

Instantes después los marines estaban ya tras los pasos del misterioso Necron.

Bajaron por la brecha del suelo por la que había desaparecido el enemigo y lo que encontraron les sorprendió. Ante ellos se habría un pasillo impoluto de reciente construcción. Del techo colgaban unos misteriosos cristales que emanaban una luz de tono verdoso, y las paredes estaban repletas de runas necronas que relucían al incidir la luz de los cristales en ellas. Atónitos los Astartes avanzaron por el pasillo cautelosamente pero sin perder tiempo. Al final del pasillo se toparon con una puerta blindada y junto a ella un panel de mando cuajado de botones con runas necronas.

PARTE VI [c]

— ¿Que esta pasando aquí? ¿No se suponía que se había cortado el suministro de energía de todo el planeta? — Susurro Lexel claramente irritado.

Sin dudarlo Rauel saco un cuchillo y haciendo palanca arranco el panel de mando.

— ¿Qué demonios haces?

— Creo que puedo cortocircuitarla y hacer que se abra señor y sino ¿Qué podemos perder?

Acto seguido empezó a trastear los cables asta que con un chisporroteo la puerta subió hacia el techo dejando paso libre.

— ¿Desde cuando eres en experto en tecnología Xenos? — Interrogo el sargento sorprendido.

— Les leyes de Ohm señor, son universales que yo sepa. — Rauel se encogió de hombros a la vez que se adentraba en la nueva estancia.

La nueva habitación era abovedada y estaba tallada en la fría roca. Cientos de tubos surgían del techo y se adentraban por una de las dos aperturas que había y que hacían las veces de entradas a unos nuevos pasillos. Los tobos eran sin duda recientes al igual que el pasillo en el que se adentraban, mientras que el otro pararía haber sido tallado hacia las profundidades de la tierra cientos de años atrás

La escuadra miro a su sargento a la espera de que decidiera que hacer.

— Dividámonos, vosotros cinco por la derecha el resto conmigo, veremos a ver a donde nos llevan las tuberías.

Rauel y Yerel siguieron a su sargento. Conforme iban bajando, los sonidos de la batalla que se libraba en el exterior se iban atenuando, asta que todo quedo en un silencio de ultratumba.

Cada vez había más y más tuberías y más y más grandes asta tal punto que ya no solo cubrían el techo sino también las paredes. En una de las tuberías había una gran válvula y una llave de paso, y Rauel se paro a inspeccionarla.

— Vamos Rauel no debemos perder tiempo.

— Señor, creo que estas tuberías pueden transportas algún tipo de gas o combustible que el enemigo esta usando para poder obtener así ellos mismos su propio suministro de energía. Si colocamos unos detonadores por aquí cortaremos el suministro, y si lo necesitamos tendremos una gran explosión.

— Esta bien pero no te entretengas. Yerel quédate con el, nosotros seguiremos ya nos alcanzareis.

Poco después Yerel y Rauel salieron corriendo en pos de sus compañeros. Al final del pasillo vieron a sus camaradas parados observando algo.

Lo que ante ellos había era algo extraño. El pasillo desembocaba en lo que a pesar de los cambios que habían realizados los nuevos operarios, era una de las fabricas subterráneas, una especie de fundición, la cual parecía funcionar a pleno rendimiento.

Además de la maquinaria habitual en las fundiciones había unos grandes cristeles muy parecidos a los del pasillo pero que parecían huecos, y en aquel momento estaban vertiendo metal líquido en el interior de uno de los cristeles. Con el contacto del metal incandescente el cristal brillo intensamente y luego quedo opaco y se fue oscureciendo asta que al final tomo un aspecto metálico. El misterioso Necron, al que habían seguido parecía estar impaciente por ver el resultado de la operación, pero Lexel al ver llegar a Rauel y Yerel no espero más y mando abrir fuego.

La ofensiva pillo de improviso al enemigo y varios de ellos cayeron fulminados por los certeros disparos de Bolter.

El Necron del báculo hizo gestos a los pocos supervivientes para que pusieran a cubierto los cinco cristales metalizados que asta el momento habían fabricado y el mismo se lanzo al la carga. Su habilidad era muy superior a la de otros Necrones, sin duda debería de ser un Líder.

En la primera embestida logro atravesar con su báculo la armadura de uno de los marines como si se tratara de mantequilla.

El sargento, ciego de ira tras ver a un miembro de su escuadra muerto, clamo venganza y envistió con todas sus fuerzas. El puño de combate desgarro el metal pero aun así el Líder malherido seguía en pie.

Mal herido el enemigo sabia que debía de acabar con el sargento antes de que este acabara con el, por lo que le ataco con una ferocidad brutal ignorando al resto de la escuadra. El peligroso báculo sesgo el aire en busca de su blanco. Lexel logro esquivar dos de las envestidas pero la tercera fue certera como una guillotina y Lexel cayó de espaldas al suelo.

Rauel alcanzo el hombro del Necron y el potente impacto izo que se le escapara el báculo de la mano y Yerel dio la estocada que pareció la final.

Rápidamente se dieron la vuelta con la intención de acabar con el resto de Necrones y destruir lo que estaban creando pero era tarde. De los cristales metalizados surgieron unos nuevos enemigos compuestos de metal líquido oscuro y de forma humanoide.

PARTE VI [d]

El bolter atronó ferozmente una y otra vez impactando sobre los nuevos engendros que habían surgido de los cristales metalizados cuyos restos estaban ahora esparcidos por el suelo hechos añicos.

Los impactos del bolter causaban pequeños cráteres en el cuerpo del enemigo pero poco a poco iban recuperando su forma asta no quedar no rastro del disparo. El bolter no parecía hacerles nada, simplemente los mantenía a raya, pero, ¿Por cuánto tiempo?

Bajo una incesante lluvia de proyectiles de bolter los brazos del enemigo comenzaron a metamorfosear y en un momento se habían convertido en poderosas armas gauss y comenzaron a devolverle el fuego a los Astertas, abatiendo a uno de ellos. Yerel y Rauel tuvieron que cubrirse en el pasillo, desbordados por la gran cadencia de fuego.

— Hay que salir de aquí, y destruir todo esto, no podemos hacer nada contra esos metamorfos o lo que sean, no podemos permitir que creen mas. — Yerel asintió y ambos salieron corriendo mientras Rauel contactaba con la otra mitad de la escuadra para avisarles de que salieran de allí antes de volarlo todo. 

Mientras la otra mitad de la escuadra había llegado al final del pasillo donde encontraron una sala de aspecto antiquísimo tallada en la piedra, iluminada con más de esos cristales por todas partes que daban un tono verdoso a la sala. Había una gran puerta cubierta de placas de roca negra con extraños y antiguos símbolos tallados en algún raro y ancestral idioma. Algún mecanismo hacia que parte de las placas se movieran mientras que otras, las de la parte superior están inmóviles, era como si fuera algún mecanismo temporizador y cuando todas se parasen la puerta se abriría.

Justo instantes antes de que Rauel contactara con ellos para infirmar e instarles a la retirada urgentemente, la última de las placas se paro con un chasquido. Acto seguido se abrió una pequeña rendija en la puerta por la que salio un denso y pesado humo negro a presión. Cuando la puerta se abrió por completo el humo había cubierto el suelo de toda la estancia dando un aspecto aun mas siniestro a toda la sala. Lo que apareció tras la puerta fue un ser enorme flotando sobre la niebla, y formando pequeños remolinos en la misma, cubierto con túnica y capucha, con guadañas por brazos.

Rauel nunca obtuvo respuesta del resto de sus camaradas de escuadra.

Yerel y Rauel estaban parando la puesta cortocircuitada, cuando percibieron un brusco descenso de la temperatura ambienta. Al mirar atrás vieron una sombra negra que surgía levitando a toda velocidad del antiguo pasillo escavado en la roca. Lo que confirmo sus sospechas de que eran los únicos supervivientes de la escuadra. Corrieron por el pasillo en pos de la salida a campo abierto y cuando iban por la mitad Rauel se paro.

— Corre Yerel, no pares, no mires atrás 

Rauel clavo su rodilla derecha en el suelo, apoyo la culata del bolter sobre su hombro derecho, coloco el codo derecho formando noventa grados con respecta a su bolter apunto y disparo. Tras las explosiones, dos proyectiles salieron buscando dos blancos. El primero impacto en el panel de mando de la puerta,  la cual cayó y se cerró justo después de que el segundo proyectil pasara buscando su blanco. Aunque Rauel nunca pudo ver si el proyectil impacto o no, el ensordecedor alarido que atravesó la puerta dejo claro que así fue.

Rauel continúo corriendo. Al llegar a la salida se paro un instante y miro atrás, justo en ese preciso momento la criatura atravesaba la puerta como si esta no estuviera aquí. Rauel no espero mas salto hacia el exterior y detono las cargas que había colocado en las tuberías.

La explosión fue devastadora. El suelo de toda la manzana cedió y se hundió dejando paso a una gran bola de fuego que ascendió desde las profundidades de la tierra dejando tras de si una grandiosa nube de polvo. Varios edificios ruinosos de los alrededores también se derrumbaron y otros tantos comenzaron a arder.

La batalla en el exterior se detuvo por un instante. Los refuerzos de la 1ª y 2ª compañía que habían llegado se quedaron mirando la gran bola de fuego que desapareció tan pronto como apareció y vieron surgir de entre la nube de polvo a la criatura encapuchada, un C'tan.

PARTE VI [e]

Nada mas caer tras el salto y salir al exterior, el suelo se derrumbo bajo sus pies. Rauel sintió como la gravedad lo arrastraba hacia las profundidades de la tierra junto a gran cantidad de escombros, pero tras comenzar a caer una grandiosa y potente bola de fuego lo zarandeo como a un muñeco de trapo y lo catapulto hacia arriba. La alta temperatura de la bola de fuego puso a prueba a la servoarmadura, la cual cogio tanta temperatura que empezó a quemar la piel del Astartes, lo que le izo pensar en quitársela, pero entonces un gran trozo metálico de escombros lo golpeo en la cabeza haciéndolo perder el conocimientos.

Al despertar la sien la sien le palpitaba, sentía en todo su cuerpo la presión de quien sabe que cantidad de escombros y apenas podía moverse, pero lo importante era que estaba vivo.

No debía de haber pasado mucho tiempo ya que aun podía oír ruido de batalla sobre.

Comenzó a cavar como pudo, quitando piedras de la parte superior y colocándolas lo más abajo posible. La tarea era dura lenta y penosa.

— Yerel, ¿sigues ahí, puedes oírme?

— Rauel, ¿eres tú, estas vivo? Como me alegro de oírte compañero, ¿Dónde estas?

— Detone las cargas pero no me dio tiempo de alejarme lo suficiente, he quedado sepultado por la explosión.

— No te preocupes camarada, las cosas por aquí se han puesto peliagudas, pero en cuanto esto acabe te sacare de ahí, aguanta.

No quería perderse la contienda que se estaba librando fuera así que sin mas demora prosiguió con su peculiar batalla, desenterrarse.

No debía de estar muy profundo ya que en la oscuridad de la noche, cada vez que había una detonación a causa de la batalla, los destellos llegaban asta el abriéndose paso entre las rendijas de los escombros. Empujo con todas sus fuerzas hacia arriba, y aunque los escombros se movieron, no conseguía liberarse. Tenia que quitar unas cuantas piedras más de arriba.

Mientras quitaba las piedras vio como un liquido negro y viscoso ascendía de las profundidades pasando muy cerca de el.

Rauel se quedo quieto y observo. Eran los dos de los malditos Metamorfos que pasaron uno detrás del otro. No solo habían escapado a la explosión sino que iban a lograr escapar de aquella tumba antes que el, y eso no podía permitirlo. Haciendo acopio de todas sus fuerzas y llevando al límite sus músculos mejorados empujó hacia arriba. Los escombros volvieron a ceder un poco al igual que antes, pero esta vez no tenia pensado ceder el serian los escombros los que cedieran, y así fue. Tras unos momentos de inquebrantable empuje, los escombros salieron despedidos de sopetón  en todas direcciones, liberando por fin al Marine.

Yerel que combatía a brazo partido contra unos Desolladores, observo como su amigo surgía de entre las ruinas justo detrás de los Metamorfos que aun estaban adoptando forma humanoide. Aun con la servo llena de arañazos, alguna que otra bolladura y ennegrecida por las llamas la imagen era esplendida y gloriosa.

Sin perder más tiempo Rauel desenvaino su espada y de un tajo fuerte y limpio corto en dos a uno de los Metamorfos desde el hombro derecho asta la cadera izquierda. La parte superior cayo al suelo y rápidamente se volvió liquida y se fue hacia la parte inferior del cuerpo que había quedado en pie donde estaba. Según el líquido se fundía con los pies se iba recomponiendo en la parte seccionada. Pero Rauel envistió de nuevo con su espata cortando una y otra vez trozos del enemigo que no paraba de intentar recomponerse.

El otro Metamorfo que no andaba muy lejos, trasformó sus brazos en dos espadas y lanzo una estocada a Rauel quien sorprendido por la velocidad del enemigo a duras penas si logro parar la embestida.

Rauel no podía más que retroceder ante los feroces y fugaces ataques del enemigo, lo que dio tiempo al otro Metamorfo a terminar de recomponerse y transformar sus brazos en armas punzantes y cortantes, para lanzarse a la carga.

Las estocadas se sucedían una tras otra, uno atacaba por arriba milésimas de segundo después el otro cargaba por abajo y Rauel a duras penas podía mantenerlos a raya, estaba claro que era cuestión de tiempo que uno de los envites hiciera blanco, y finalmente así fue. Una estocada atravesó la armadura y su muslo derecho. Rauel dolorido hizo un grandioso esfuerzo por no caer al suelo y parar una nueva estocada, pero aunque la paro perdió su arma por lo que no le quedo mas remedio que tirarse al suelo y rodar para poner tierra por medio entre el y sus agresores.

A la vez que rodaba hecho mano al bolter y cuando paro de espaldas al suelo descargo una rociada de disparos sobre sus agresores, los cuales se llenaron de cráteres que ya empezaban a recomponerse, mientras, aunque un poco mas lento, el enemigo avanzaba hacia el.

Por fortuna los Desolladeros con los que se batía Yerel habían caído, y el junto con la escuadra con la que había estado colaborando contra los Desolladores fueron en su ayuda.

El rifle de fusión de uno de los Marines consiguió fundir a un enemigo asta casi evaporarlo evitando así que se volviera a levantar nunca más. Mientras el otro recibió una saturación de fuego de bolter hasta esparcir tanto los pedazos que fuera imposible que se recompusiera.

Yerel le tendió la mano a Rauel y le ayudo a levantarse. — Arriba camarada aun queda mucho por hacer.

Antes de la llegada del C'tan, con los refuerzos los Ángeles de Absolución habían logrado tomarle el pulso a la contienda, pero ahora muchos esfuerzos se habían tenido que redirigir al nuevo y poderoso adversario que en cada embestida de sus guadañes lanzaba por los aires a varios Astartes ya fueran de la 1ª la 2ª o la 7ª compañías. Solo el  Capellán y el Maestre de la 2ª así como el Maestre de la 7ª parecían ser dignos rivales y capaces de esquivar y atacar al poderoso enemigo.

 

 
 
 
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