Relatos
 
 
 

 

ARENA

Autor: Nathiel

 

Encuentro:

 

El encuentro se preveía tenso. Enviar al Bibliotecario para atender al Inquisidor Krotias era una jugada arriesgada, pero necesaria. El Capellán Interrogador deseaba que Krotias se preocupase más de su ego ofendido que de fijarse en los detalles. Además, debía preparar la misión a Losus Prime, un cometido vital para el que no había mucho tiempo.

 

-Inquisidor Krotias, soy Elías, Bibliotecario de los Ángeles Oscuros. El Capellán Interrogador Lemariont os presenta sus disculpas por no poder atenderos, pero tiene asuntos de la más alta importancia entre manos. ¿En que puedo ayudaros?

 

La cara de Krotias se puso roja como la grana y comenzó a gritar.

 

-¡¿Qué clase de desprecio es este?! ¡Ordené ver a quien estuviera al cargo de esta Barcaza de Batalla! ¡Exijo ver al Capellán Lemariont! ¡No toleraré este insulto!

 

Elías mantuvo la calma. Era vital no darle motivos de queja reales al Inquisidor.

 

-Mi señor, debo recordaros que estáis en una Barcaza de Batalla de los Ángeles Oscuros, aquí vuestras ordenes no tienen ninguna validez. Nosotros los Astartes sólo respondemos ante el Emperador. Como os digo, el Capellán Interrogador os ha enviado sus disculpas, os ruego que las aceptéis. Hay asuntos vitales respecto a Losus Prime y se me han concedido plenos poderes para coordinar nuestro ataque.

 

Krotias pudo contener la ira, pero no el tono sarcástico.

 

-¿Coordinar dice? Se han saltado un bloqueo inquisitorial al ponerse en órbita del planeta. Vamos a lanzar un Exterminatus en cuanto nuestras armas puedan superar sus defensas. Tiempo que estimamos en unas 13 horas. No deben ir a la superficie planetaria bajo ningún concepto.

 

-Hemos calculado que podríamos abrir una brecha en las defensas en unas 5 horas.

 

-¿5 horas?- Dudó el Inquisidor- Reconozco que su capacidad para estos ataques es incuestionable, pero 5 o 13 horas es indiferente, todos los que están ahí abajo van a morir. Ninguno de ellos podrá abandonar el planeta.

 

-Parece bastante improbable que lo logren, pero ¿Por qué esperar 13 horas para acabar con esos herejes si pueden morir en 5? Además, es mejor no arriesgarse, una nave pequeña podría pasar desapercibida.

 

Krotias pensaba igual, mejor matarlos a todos cuanto antes, aún así no quería darle la satisfacción al Marine.

 

-En cuanto las defensas permitan el ataque, lanzaremos el Exterminatus. Me da igual si lo propician ustedes o la flota a mi mando.

 

-El caso es que, una vez que exista la fractura defensiva, necesitaremos algo de tiempo. Planeamos enviar un grupo de combate para recuperar unos documentos del Capítulo que creíamos perdidos. Hemos estimado unas dos horas para realizar perfectamente la misión.

 

El Inquisidor no pudo contener una sonrisa de satisfacción ante su aparente triunfo.

 

-No, cuando hayan caído las defensas lanzaremos una sonda de comprobación y les daremos unos minutos de cortesía. Desde el momento en que el ataque sea viable tendrá 30 minutos para sacar a todos sus hombres y entienda que soy extremadamente generoso. En caso de no ser capaces de cumplir lo que prometen no tendrán ni eso, si mis naves son las que deshabilitan primero los escudos, atacaremos de inmediato.

 

Krontias hubiera preferido no darles ni un segundo a esos engreídos, pero exterminar un planeta con Marines Espaciales tan reputados en él no podía ser una buena decisión. No era tan estúpido como para atacar a sus propios aliados.

 

-30 minutos, bien. Le agradecemos su cooperación. Ahora permítame que le acompañe hasta la lanzadera, le esperan en su nave insignia.

 

Premilinares:

 

-Hermanos, la misión que se nos encomienda es la siguiente. -Elías mostró los planos en la pantalla holográfica.-Hemos calculado una ventana de entrada al planeta que nos permite burlar los sensores de detección. Seremos transportados hasta la superficie en una cápsula de desembarco. Una vez asegurado el perímetro seguiremos esta ruta, que ha sido cargada en los cogitadores de nuestra servoarmadura, hasta el objetivo.

 

Mientras decía esto, la pantalla pasó de mostrar el planeta a dibujar el camino que iban a seguir hasta el punto primario de la misión. Un bunker situado en el polo norte.

 

-Tendremos una hora para alcanzar esta fortificación- La pantalla mostró imágenes aéreas del edificio.

 

-Una vez allí lanzaremos una señal con nivel de encriptación imperial rojo. Palabra clave “arena”. En ese momento serán lanzados, desde la Barcaza Catedral Oscura, 10 misiles de baja detección sobre un generador subterráneo situado entre un trópico y el ecuador del planeta, dejando sin energía las defensas polares. Nuestros tecnosacerdotes calculan que como máximo las contramedidas podrán interceptar 3 de esos misiles. Aún en el improbable supuesto de que el enemigo tenga el doble de capacidad de la estimada impactarán cuatro, si tienen el triple aún impactará uno. Suficiente parar cortar el suministro. Entonces recibiremos la respuesta “tormenta”, señal de que debemos comenzar la siguiente fase.

 

Elías hizo una pausa antes de añadir.

 

- Es vital para la misión, debido al poco tiempo del que disponemos, que descendamos en la cápsula antes de desactivar las defensas. En el caso de que no se pueda impactar al generador, nuestras cañoneras Thunderhawk no podrán rescatarnos y moriremos cuando llegue el Exterminatus. No olviden sus oraciones al Emperador para que todo salga según lo previsto.

 

Ni uno solo de los marines pestañeo ante esta revelación.

 

-Cuando caiga la energía, tendremos 25 minutos exactos para entrar, encontrar la entrada a las catacumbas que hay bajo la estructura y recuperar todos los informes que haya allí, y más concretamente un libro, dicho libro es nuestro objetivo principal. Sabemos que está encuadernado en piel oscura y podría tener este símbolo en la cubierta.

 

La pantalla mostró un símbolo arcano que los marines no habían visto nunca.

 

-No deben abrirlo, no deben leerlo, ni siquiera deben tocarlo con las manos desnudas. El contenido podría condenarles. Cuando lo tengamos localizado yo, o si he encontrado la muerte, el que siga en la línea de mando. Lo introduciré en este contendor especial y lo sellaremos. Una vez en nuestro poder, es vital que nadie pueda arrebatárnoslo, tenemos que defenderlo con la vida. Evacuaremos sin demora, en el exterior una cañonera nos estará esperando y nos llevará de vuelta a la Catedral Oscura.

 

Elías mostró las armas con las que contarían para la misión

 

-Sargento, dispondrá de un puño de combate y una pistola de plasma. Hermano Nathiel, iréis equipado con un sagrado lanzallamas, Hermano Malakay, el cañón de fusión es vuestro.

 

-Desde el momento en que entremos al bunker, 3 cañoneras patrullaran la zona para evitar una respuesta armada en nuestra contra. En principio sólo debe preocuparnos lo que haya en el interior, pero es posible que encontremos seria resistencia. Es más, dada la magnitud de la infección del Caos y de la naturaleza de esta misión, es muy probable que nos enfrentemos a mutantes o incluso seres del Inmaterium.

 

El Bibliotecario esperó un momento antes de preguntar

 

-¿Alguna duda al respecto?

 

No hicieron ninguna pregunta.

 

-Por Lion y el Capítulo, que el Emperador nos proteja.

 

-Por Lion y el Capítulo, que el Emperador nos proteja.-Repitieron todos al unísono.

 

Descenso:

 

La entrada en el planeta fue según lo esperado, a toda velocidad la capsula de desembarco dirigió a los marines espaciales al punto de llegada.

 

Cualquiera que hubiera visto el interior en ese momento se habría sobrecogido, los crujidos del metal se mezclaban con las oraciones y cánticos salmodiados por los Ángeles Oscuros, que soportaban la vertiginosa bajada con estoico semblante. Ora rezando en susurros, ora entonando un himno a toda voz. Era el sonido de la Muerte encarnada.

 

Objetivo:

 

Todo avanzó de forma satisfactoria al principio, habían logrado entrar según lo previsto. Mientras, dos escuadras de asalto habían descendido de las cañoneras para cortar el paso a un destacamento enemigo que se dirigía al bunker, probablemente alertado a causa del ataque, dieron cuenta de ellos rápidamente y volvieron a las Thunderhawk.

 

Inicialmente la escuadra táctica de Elías había aniquilado gran parte de las defensas. Pero el elevado número de enemigos estaba ralentizando el avance y no quedaba mucho tiempo cuando por fin encontraron la entrada a las catacumbas.

 

Por suerte no era una intrincada red de túneles como cabía esperar, sino una pequeña cueva. Estaba llena de cadáveres de victimas sacrificadas a los Dioses Oscuros.

En el fondo había un altar, sobre el que se encontraba el libro que buscaban.

 

Elías hizo un gesto para contener a sus Hermanos.

 

-Esperad, fijaos. Esos muertos alrededor del altar, no parecen sacrificios como los otros, están desmembrados. Creo que son acólitos del Caos.

 

En ese momento una profunda voz se escucho y tras el altar una figura más alta que un Marine se materializó. Era un ser horrendo, su cara estaba deformada en un rictus de odio eterno y su cuerpo era gris como la ceniza, con una piel tersa y suave, casi gelatinosa. Portaba una guadaña con hoja de fuego. La otra mano era una garra que se alzaba señalando al grupo.

 

-Este libro pertenece a mi amo, moriréis por haber osado acercaros a él, pronto el pod…

 

Un impacto directo del cañón de fusión silenció el discurso, Elías había subvocalizado la orden de disparar y después atacar, no pensaba darle un segundo de tregua al engendro.

 

Pero el demonio no iba cometer más errores, rápidamente lanzó la guadaña, que destrozó al hermano Malakay y su cañón de fusión. Con su garra cercenó el brazo de un Marine Espacial, que quedó fuera de combate. Y aún tuvo impulso para esquivar la temible espada psíquica de Elías mientras lanzaba una patada al pecho a otro Ángel Oscuro.

El sargento Jonás estaba perfectamente entrenado para estas situaciones, esperó su momento y golpeó brutalmente la espalda del ser con el puño de combate, causando grandes daños, pero sin conseguir acabar con él.

 

Un hermano más tuvo que morir para contenerlo mientras Elías clavaba su espada y desataba todo su poder en ella. Con un destello el monstruo se desvaneció.

 

-Recoged a nuestros hermanos muertos y heridos mientras yo guardo el libro.

 

Tras hacerlo dio la orden de abandonar el lugar.

 

Puente de mando:

 

La zona estaba vacía, como Lemariont había ordenado. Solo se encontraban allí él y Elías, que observaba el espectáculo de la muerte de Losus Prime con interés.

 

-Un Exterminatus no es algo común. Es un castigo y advertencia a los enemigos del Emperador digno de ser visto.- Pensó Elías.

 

Lemariont hablaba con Krotias a través del comunicador.

 

-Inquisidor Krotias, le agradezco la ayuda prestada y le felicito por el ataque, es magnífico ver arder a esos herejes.

 

-Gracias Capellán Interrogador, no olvidaré la intervención de los Ángeles Oscuros.-Dijo en un tono neutro que no dejaba adivinar si era un sobrio reconocimiento o una amenaza velada.

 

-Ahora debemos partir, corto la comunicación, que el Emperador os guíe.

 

-Que el Emperador os guíe.

 

Lemariont dirigió su mirada al contenedor donde se encontraba el libro.

 

-La estrafalaria idea del traidor de usar piel humana y símbolos arcanos nos ha servido para ocultar la verdadera naturaleza del libro a nuestros Hermanos.

 

-¿Es lo que creíamos?

 

-Sí, uno de los antiguos registros de la Legión, no se como se ha conservado.

 

-¿Crees que está buscando otros como él?

 

-Eso parece.

 

-Debemos atraparlo.

 

 

 

 

 
 
 
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